Días atrás los alumnos de segundo de ciclo superior de Guía, información y asistencia turística elaboraron una cuidadosa ruta por el Eixample de Barcelona de forma virtual.
A causa de la Covid-19 el sector turístico se ha visto fuertemente afectado y ha habido que innovar otras maneras de hacer para continuar trabajando en aquello que nos apasiona. Por lo tanto, en un primer momento, ante cualquier cambio exterior se necesita una profunda voluntad de adaptación. De lo contrario no impulsaremos el crecimiento intelectual y espiritual.
“…ante cualquier cambio exterior se necesita una profunda voluntad de adaptación.”
Esta capacidad de adaptación de nuestros alumnos y, a la vez del profesorado, es admirable. De una situación que, en un inicio, parecía únicamente negativa, hemos podido extraer una lectura muy positiva. Y en esta lectura positiva convive la resiliencia. En su definición estrictamente psicológica, la resiliencia es la “capacidad del individuo para afrontar con éxito una situación desfavorable o de riesgo, y, para recuperarse, adaptarse y desarrollarse positivamente ante las circunstancias adversas.”
“capacidad del individuo para afrontar con éxito una situación desfavorable o de riesgo…”
El alumnado de ACCC es un claro ejemplo de la resiliencia práctica, favoreciendo la continuidad de las actividades sin perder la motivación ni las ganas. A la ruta organizada acudieron los alumnos de primero del ciclo superior de Guía, información y asistencia turística (GIAT) y algunos de los docentes del mismo ciclo superior.
Desde ACCC cada año hemos celebrado esta actividad de forma presencial. Per este año nos ha obligado a hacerla de forma virtual. Sin embargo, los alumnos han podido apreciar los interiores de los edificios, hecho que de forma presencial era impensable.
“…ahora valoramos con más dedicación los tiempos de antes…”
Este nuevo contexto nos está enseñando, sin duda, a salir más reforzados de las múltiples experiencias que podamos vivir. De hecho, paradójicamente, ahora valoramos con más dedicación los tiempos de antes, pero ser seres resilientes nos dota de la gratitud necesaria para saber ver que en el tiempo presente hay algo de más valor: la capacidad de adaptación y superación, que, a la vez, nos capacita para afrontar la realidad sin maquillaje, tal como es.